Saturday, September 19, 2009



Ante la imposibilidad de conseguir un trabajo, así fuese de lava-platos en un restaurante, decidí optar por la plaza de taxista, aupado por un paisano cubano-venezolano, Francisco Miral (“Guille”), quien fue colega en la industria del transporte, cuando ambos trabajábamos en “Special Transportation Services” (STS), transportando ancianos, enfermos y enajenados mentales de un lado a otro del condado de Miami-Dade, un trabajo durísimo, que exigía el constante manejo durante doce horas, de lunes a sábado. Él decidió sacar su licencia de taxista y yo decidí estudiar para “rastrero” (gandolero), asistiendo a una escuela en Kentucky. A “Guille” le fue bien como taxista, a mí: pésimamente mal. Además de no sacar lo suficiente, recorriendo Estados Unidos de norte a sur y de este a oeste, quedé endeudado en más de $ 10mil, por concepto de costo de la escuela más intereses.

Luego de varios meses como “gandolero”, tuve un accidente en el medio del “downtown” de Jersey City (estado de New Jersey), en camino a la ciudad de Nueva York.

(INCLUIR FOTOGRAFÍAS)

Solté el camión de la empresa WERNER (la segunda más grande en Estados Unidos) y me coloqué en la empresa constructora de Marlon Gutiérrez, hasta que la situación empeoró y me vi obligado a buscar trabajo por fuera, lo que fue totalmente imposible. Fue ahí cuando “Guille” me sugirió que probara suerte como taxista.

LUN 10 DE AGOSTO DE 2009

Me dirigí a las oficinas de XXXXX en la XXXXXX para inscribirme en el curso de una semana, para sacar la licencia de taxista. Mi sorpresa fue superlativa cuando me dijeron que el siguiente curso disponible comenzaría en la segunda semana de noviembre (de 2009). “Guille” me recomendó que madrugara y me pusiera en la cola de “stand-by”, el día en que comenzara el siguiente curso.

LUN 17 DE AGOSTO DE 2009

Siguiendo las instrucciones de “Guille”, me presenté en la cola de “stand-by” a las 6 de la mañana, pero llegué tarde, ya que solamente aceptaron a once personas… yo era la número 14. Regresé tremendamente deprimido a la casa, porque estamos sin un centavo. De no ser por la generosa ayuda (monetaria y en especias) de nuestros amigos Roger Vivas y Frank y Alma De la Vega, hubiéramos pasado hambre y, seguramente, perdido nuestro apartamento.

Es de hacer notar que Roger Vivas, uno de los pocos venezolanos que puede llamarse “perseguido político de Chávez”, asilado en esta ciudad de Miami, lleva trabajando tres años en una estación de radio sin tener un solo día libre, ganando un sueldo miserable. En dos oportunidades se presentó en la casa con generosos mercados que nos ayudaron a pasar un par de semana… además de ayudarnos con algo de efectivo.

Nuestros “padrinos”, Frank y Almita De La Vega, nos dieron una mano invalorable, tanto en efectivo como en comida. Frank es dominicano, casado con Alma, venezolana quien lleva muchos años en Estados Unidos. Fueron ellos quienes me compraron la primera aspiradora Rainbow, cuando decidí probar suerte como vendedor de aspiradora. También fueron candidatos a la compra de los filtros, que intenté vender – sin éxito – luego que se trancó la venta de las aspiradoras por ser éstas demasiados costosas para la situación económica generalizada que está experimentando el país y en especial el sur de La Florida.

En los días de crisis tuvimos, además, la bondadosa ayuda de nuestro amigo Marlon Gutiérrez, un nicaragüense que entiende nuestro drama por haber pasado por uno similar. A él le dediqué el libro “Cómo se Perdió Venezuela”.

DOMINGO 23 DE AGOSTO DE 2009

Siomi decidió celebrar mi cumpleaños, aprovechando parte del mercado que nos había traído Roger el día anterior. Salimos un par de horas para hacer unas compras y cuando regresamos nos encontramos el apartamento inundado. Se había reventado una canilla en el lavamanos del único baño que tenemos. Gracias a la Rainbow pudimos “achicar” la vivienda y prepararnos para recibir a nuestros “padrinos”, Almita y Frank. Roger vendría a partir la “torta” con nosotros, pero se le presentó un compromiso y no pudo asistir.

MIE 2 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Me levanté a las tres de la mañana para ser el primero en la lista de “stand-by”. Tal como muestra el video (que terminó salvándome), llegué al edificio donde se llevaría a cabo el curso de taxista, a las XXX de la madrugada. Yo mismo coloqué en la puerta la lista de “stand-by”. El edificio abriría las puertas a las 6 de la mañana y el curso comenzaría a las 8:30. A las ocho me entero que habían hecho otra lista, diferente a la mía, en la cual me dejaron fuera. Ahí se prendió el alboroto, porque por debajo de mí había ya más de diez aspirantes. Gracias a mi video, pude probarle a la directora del curso que había estado ahí a las XXX de la madrugada y pude inscribirme.

MIE 9 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Me gradué con honores de taxista. Nos habían advertido que el examen era tremendamente difícil, pero resultó un “pedazo de torta”… una papayita. La única pregunta que faltó fue aquella famosa: “¿de qué color es el caballo blanco de Bolívar?”. En fin, mañana me presentaré en una de las tantas empresas de taxis que hay en este condado, para que me den mi unidad.

JUE 10 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Siendo las 5 de la tarde, recibí mi primer taxi. El vehículo es propiedad de un joven peruano llamado Luis. Está afiliado a la “Super Yellow”. Fui a buscar a Siomi para que me acompañara a buscar el taxi. Cuando lo vio, le iba dando un “yeyo”, porque tenía un anuncio de un club de “strippers”. No tenía la más mínima idea de por dónde comenzar, así que llamé al gran “Guille”, quien me recomendó que me fuera al Dolphin Mall (en Doralzuela), que a esa hora se levantaban buenas “carreras”. Así lo hice. Allá conocí a un venezolano de nombre Alexander, quien hace las funciones de “director de orquesta” en la parada de los taxis (“taxi stand”, en inglés). A la “piquera” puede llegar cualquier taxi, con tal de observar la estricta cola. Ahí se averigua quién llegó de último y a ese taxi es que uno “sigue”.

Alexander me echó un balde de agua encima al decirme que sería IMPOSIBLE ganar dinero habiendo contratado el taxi las 24 horas, por el cual pagaré $ 85 diariamente. Según Alexander, dada la crisis imperante, será materialmente imposible cubrir ese “lease” y, encima, ganar dinero para llevar a la casa. Se me ha caído el alma al piso… pero ya estoy montado en el burro y habrá que arrearlo. No solamente no encuentro trabajo en ningún lado, sino que le debo a un “garrotero” los $ 200 que costó el “curso”, por cuya deuda pago el 10% quincenal: ¡Y ESO ES LEGAL EN ESTADOS UNIDOS! En este país no han escuchado hablar de usura. Todas las quincenas Siomi tiene que ir al “garrotero” para cancelar los intereses y volver a sacar el mismo capital… hasta que tengamos el dinero suficiente para saldar la deuda. La última vez que acudimos al “garrote vil” fue el año pasado y estuvimos un año pagando intereses. El préstamo fue por $ 500 y pagábamos $ 50 quincenal. Al final del año le pagamos al “garrotero” $ 1200 de intereses, por un préstamo de $ 500.

Arranqué en el mundo de los taxistas (un mundo aparte, muy particular), con mal pie. Mi primera “carrera” fue a 2 millas de distancia, luego de haber esperado tres horas en la cola. El cliente tuvo que cancelar $ 10 y me dio $ 2 de propina. Como que Alexander tenía razón.

Siendo jueves, me recomendaron que me arrancara para “CocoWalk”, en Coconut Grove. Todos los jueves se celebra “La Noche de los Estudiantes” (Students Night), para los estudiantes de la Universidad de Miami. Me dijeron que era “echar el anzuelo y pescar”. Se trataban de “carreras” cortas, pero seguidas. Para allá me fui y luego de encontrar la dirección, pude hacer dos “carreritas” de $ 10 cada una. Hoy hice mis primeros $ 30, más unos $ 10 de propina. Salí perdiendo unos $ 14, tomando en cuenta la gasolina y el “lease” de $ 40 (mitad de tarifa) que le debo cancelar a Luis por el uso de su vehículo.

VIE 11 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Decidí probar suerte en el puerto de Miami. Todos los viernes, sábados, domingos y lunes, llegan los cruceros al puerto de Miami y se “pescan” turistas con absoluta seguridad. Había que estar en el lote de los taxis a las seis de la mañana, para agarrar al primer cliente a las ocho. Así lo hice. A las diez de la mañana se termina “la fiesta”, pero se pueden hacer dos viajes en esas dos horas, la mayoría de ellos para el aeropuerto, cuya tarifa fija es de $ 24, sin contar la propina. Tuve suerte y me dieron buenas propinas en los dos viajes que hice.

La foto fue tomada por un colega taxista, argentino, que conocí en el lote del puerto. Estoy a punto de recoger mis primeros clientes del puerto, quienes resultaron ser dos matrimonios chinos de China "comunista", que tomaron un crucero para recorrer las islas del Caribe... ¿qué tal?

Del puerto decidí ubicarme en el lote del aeropuerto y me gustó el mecanismo que allí impera. Tuve que esperar unas dos horas entre cada viaje, pero siempre se hacen viajes. Mañana vendré temprano, porque hay que estar a las 5 de la mañana, a más tardar, para agarrar el primer cliente a las ocho. Hablando con los taxistas veteranos, me han dicho que ellos trabajan siempre desde el aeropuerto (“MIA”, “Miami International Airport”). Hice dos viajes más y salí con unas ganancias netas de unos $ 60.

SAB 12 DE SEPTIEMBRE DE 2009

Hoy me levanté a las 4:30 de la mañana y a las cinco ya estaba agarrando puesto en el lote del aeropuerto. Efectivamente, a golpe de ocho de la mañana estaba montando mi primer cliente del día, que me contrató para que lo llevara a Boca Ratón. La carrera le costó $ 130. Cuando el taxímetro comenzó a mostrar unos $ 90, comencé a preguntarme si el cliente me los pagaría, porque en viajes largos es donde abusan de los taxistas. El cliente era brasileño y venía de un viaje de negocios de Colombia. Llegamos a su casa y me canceló $ 140.

Al regreso de Boca Ratón, camino al aeropuerto por la vía de Coral Gables para ver si pescaba un cliente en la calle, el carro se me accidentó en el medio de “Miracle Mile”, a pocos metros de la Le Jeune Rd. Eran las 12:23 del medio-día y el calor estaba recio. Llamé a Luis y ahí mismo me vino a auxiliar. El carro tenía una falla eléctrica que recalentó la batería, derritiendo uno de los bornes. Luis me acompañó a la casa, se llevó el taxi y me dejó su carro. A las cinco me llamó para avisarme que el carro estaba listo y revisado… pero mi ánimo no tenía reparación. Ya era muy tarde para agarrarle el hilo al día, así que decidí regresar al Dolphin Mall, en Doral. Esta vez me fue mejor y me salió una “carrera” al “downtown”. Fue un buen día, pero un día de suerte. Veremos que me traerá mañana.

DOM 13 DE SEPTIEMBRE DE 2009
x
Me levanté a las 4:30, al igual que ayer… hora en que me levantaré diariamente, de lunes-a-lunes, a menos que decida modificar mi rutina, teniendo al aeropuerto como base principal.
El lote de los taxis en el aeropuerto de Miami es todo un lugar. Tiene una capacidad para 300 taxis y varias veces al día se llena. Uno va corriendo hacia él y se encuentra con unos semáforos que indican si hay o no hay acceso al lugar, que cuenta con 30 líneas. En cada una de ellas caben 10 vehículos.
El lote cuenta con un lugar de esparcimiento donde se puede comer, ver televisión, escuchar música, jugar dominó y cartas... ¡y hasta bailar! La reina del lugar es una taxista prieta haitiana que llaman "Mamá Taxis".